¿Para quién soy?

“¿Para quién soy? ¿Qué hago aquí? Si supiera los deseos que tienes para mí”. Este es el estribillo del himno del Congreso Nacional de Vocaciones del pasado mes de febrero. “¿Para quién soy yo? ¿Qué hago aquí? Si supiera los deseos que tienes para mí. ¿Para quién soy?, por mi nombre me has llamado. Dime, Dios, cuál es tu camino soñado”.

Javier Trapero @trapiscolaviski

Cuando me invitaron a participar en el Congreso de Vocaciones imaginé lo que creo que imaginó la mayoría de personas que escucharon hablar de él, que era un congreso para fomentar la vocación al sacerdocio o la vida consagrada. Pensé que quizás creían que mi trabajo como comunicador y mi creatividad se podían poner al servicio de la congregación para difundir el mensaje, en una época de escasas vocaciones religiosas. Como en otras ocasiones, acepté con gusto la invitación.

Madre y Maestra. Congreso de Vocaciones. ¿Para quién soy? Conferencia Episcopal de España. Hermandad Misionera de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. MSC. Argüello. José Cobo.

La fase previa. Tras la inscripción, recibí un correo electrónico que me indicaba los pasos a seguir en el pre-congreso. ¡Pre-congreso!…, con reuniones, material de trabajo, encuestas… esto parecía más serio de lo que imaginaba y que para la Conferencia Episcopal era bastante importante. Esa visión de vocación sólo a la vida religiosa cambió completamente cuando me puse manos a la obra y comencé a leer el documento de trabajo. Se hablaba de ‘la vida como vocación’: “el Señor no deja de llamar y, por consiguiente, la vida cristiana es vocación, más aún, la vida es vocación”. Cada idea que leía me llamaba más la atención. Además, iba dándome cuenta de que no estaba pensado este congreso para hablar, debatir, lanzar ideas, era una propuesta de trabajo muy concreta: “Cultivar la vida como vocación para que surja ‘una cultura vocacional’”.

Madre y Maestra. Congreso de Vocaciones. ¿Para quién soy? Conferencia Episcopal de España. Hermandad Misionera de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. MSC. Argüello. José Cobo.

Hacia afuera. La Iglesia española está poniendo su empeño en hacernos cuestionar para qué estamos aquí, qué hacemos aquí y, como dice el lema del congreso, “¿Para quién soy?”. Se plantea como una contraposición a los planteamientos culturales de hoy. Donde la pregunta es “¿Quién soy?”, desde un punto de vista individualista, donde la libertad se entiende como aquellos derechos que tengo por ser libre, con una visión hacia el yo y no, como plantea la Iglesia, la libertad de poder tomar las decisiones y acciones hacia los demás. La cultura de la vocación que la Conferencia Episcopal plantea propone cambiar el pensamiento de que la libertad es para mí, por el de la entrega y la idea de ‘ser para los demás’. El papa Francisco envió un mensaje para el congreso en el que ahondaba en esta idea: “perdemos tiempo preguntándonos: «Pero, ¿quién soy yo?», no llegamos a la pregunta fundamental: «¿Para quién soy yo?». Eres para Dios, sin duda. Pero Él quiso que seas también para los demás”.

Llegó el momento. El primer día de congreso se respiraba un ambiente muy festivo. Sacerdotes, religiosas, laicos, monjes, familias… muy buena sintonía, muy comunitario. Todas las personas que allí nos encontramos teníamos un mismo objetivo. Nos sentíamos en comunión. Sabíamos quién nos había convocado. Comienza la ponencia inaugural y, efectivamente, la propuesta es clara. El propósito es hacer un planteamiento alternativo a la cultura social actual. Por ejemplo, en el congreso se advirtió del peligro de acomodarse en una sociedad fundamentada en los valores. Los valores son cambiantes según las épocas, según los momentos culturales de la sociedad. No comprometen, se pueden o no seguir, y anulan la vida como vocación, porque no hay un propósito. Hoy en día, incluso en los colegios religiosos, se han sustituido las enseñanzas de amor de Jesús del Evangelio, por los Objetivos de Naciones Unidas, desarrollando una pastoral de valores, en lugar de una pastoral de Cristo.

Madre y Maestra. Congreso de Vocaciones. ¿Para quién soy? Conferencia Episcopal de España. Hermandad Misionera de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. MSC. Argüello. José Cobo.

Madre y Maestra. Congreso de Vocaciones. ¿Para quién soy? Conferencia Episcopal de España. Hermandad Misionera de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. MSC. Argüello. José Cobo.

La vida es un don. La vida es para llenarla de vida. Nos dieron un nombre al nacer y por nuestro nombre nos llama Dios. No somos un DNI o un número de la Seguridad Social. Tenemos un rostro. Somos llamados a seguir a Jesús, a convertir el don en acción. La vida es un don, la vida es vocación, por lo tanto, somos donación. La vocación es don y tarea, como cura, como monja, como laico. La vocación nos propone un horizonte de sentido, “una brújula, un GPS”. Además, es una respuesta que pide concreción y que no es un solo ‘Sí’, sino que está compuesta por un camino de ‘Síes’. Es un proceso, no es un ‘aquí y ahora’, es un descubrimiento que saca nuestro Yo auténtico, pero que está destinado a ser vivido de forma comunitaria. Como estamos viendo, no es algo evidente llegar a conocer y desarrollar la vocación. Por eso, es importante la cultura vocacional. Hay que generar un ambiente. No se trata de hacer eventos, jornadas vocacionales, charlas y conferencias. Es algo que debe impregnar nuestras vidas, nuestras instituciones, nuestras familias, nuestros grupos de trabajo… para que en cada entorno se propicie un planteamiento vocacional. Para eso, es muy importante la escucha por encima del ofrecimiento. De esta manera, se pueden acoger las vocaciones individuales como cada persona la siente y la vive. Cada cual escucha su llamada y pone en práctica sus dones. Y una vez que se conoce la vocación, es el momento de planearse la misión como colofón a este proceso vocacional. Así, se llega a lo concreto. Me encantó la definición de misión que se nos ofreció: “Misión es la pasión por evangelizar”.

De lo alto. Éste fue un congreso de continuos cuestionamientos. Un gran examen de conciencia sobre nuestro propio ser y hacer. La vocación es, como te decía antes, don y tarea. Nuestra tarea es la misión. La misión es la pasión por evangelizar. Pero… ¿por qué evangelizar? Porque no somos una religión más, porque somos misioneros. Somos los brazos de Dios para contar lo que hemos visto y oído. La figura del evangelizador es la de una persona que se sabe instrumento de Dios, esos brazos. En palabras de Benedicto XVI, “Un humilde trabajador…”. Además, una persona que actúa con coherencia, que se exige y exige, que debe pensar a lo grande y de forma creativa. Se nos invitó a forjar minorías creativas, con un mandato basado en otras palabras de Benedicto XVI: “Son las minorías creativas las que determinan el futuro”. Se nos recordó también, que María es la Madre evangelizadora, que Cristo nos la regaló. ¡Ah! Y que “la misión no es un proyecto humano”.

Madre y Maestra. Congreso de Vocaciones. ¿Para quién soy? Conferencia Episcopal de España. Hermandad Misionera de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. MSC. Argüello. José Cobo.

Manos a la obra. Con estas ideas se desarrolló el congreso, en cuatro itinerarios: Palabra, Misión, Comunidad y Sujeto. Se pasaba así, de lo general, de la visión de la vocación, a lo concreto, los campos de la vocación. Fue muy interesante escuchar ideas y conceptos sobre la misión. Como es obvio, al grupo de MSC que fuimos al congreso, era el tema que más nos atraía. En relación con la vocación y ese sentido de misión que tiene poner los dones en marcha, nos sentimos muy alineados con la visión que se propuso de misión. Nuestro Capítulo General de 2023, concluyó con una idea que para nosotros era una identidad: “Vosotros sois la misión”. En el congreso se nos dijo: “La misión es el corazón de mi identidad”. Esto quiere decir, que, si la misión es la vocación puesta en práctica, mi vocación es mi identidad, mi vocación es misión, y como familia vocacional, que es la Iglesia, Dios nos llama desde el bautismo. Todas las personas bautizadas están llamadas a encontrar su vocación y ponerla en práctica con la misión que Dios le ha dado a través de sus dones. Convirtamos los sueños en retos. No importa si somos pocos, lo que importa es que seamos fuertes, con raíces bien arraigadas. ¡No es momento de rendirse! Es momento de fomentar la cultura de la vocación, de acompañarla y de cuidarla. Fuimos bautizados en Espíritu y fuego. Nos toca contagiar el Espíritu y llevar el fuego a todas partes. Como dijo Mons. Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal en su Homilía de envío: “’Duc in altum’, [dirígete] a lo alto, a lo hondo, a lo ancho…”. ¿Para quién soy? La respuesta está clara: ‘Soy una misión en esta tierra’.

Fotos: MSC / Conferencia Episcopal Española

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