Miembros de un cuerpo

Siendo muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno por su parte los unos miembros de los otros. Pero, teniendo dones diferentes. (Rm 12,4-12)

Javier Trapero @trapiscolaviski
Correo electrónico: comunicacion@misacores.org.

 

Esta vez te hablo de los ‘emojis’ de ‘gausap’. Sí, esos iconos que ponemos cuando escribimos mensajes en el móvil, los que utilizamos para que la otra persona pueda adivinar el tono, la emoción, el sentimiento, que le queremos poner a la conversación. Si prestas atención, verás que los van cambiando de vez en cuando. Unas veces añaden nuevos, otras los modifican o hacen desaparecer los que no se usan. Quienes controlan esto intentan adaptarse a nuestros gustos, los de la sociedad, la forma en la que vemos la vida, cómo nos sentimos representados… Esto hace que podamos elegir el ‘emoji’ que más nos identifica. Pero a pesar de esta intención de individualizar y personalizar los símbolos, ninguno nos llega a representar al 100%.

Esto me llamó la atención viendo los iconos de familias. Al principio, los hubo de un hombre, una mujer, un niño y una niña; un hombre, una mujer y dos niños; un hombre, una mujer y dos niñas; un hombre, una mujer y un niño; un hombre, una mujer y una niña; luego dos hombres y dos niños; dos hombres y dos niñas; dos hombres, un niño y una niña; dos hombres y un niño; dos hombres y una niña; con sus variantes de dos mujeres, un niño y una niña; dos mujeres y dos niños; dos mujeres y dos niñas; dos mujeres y un niño; dos mujeres y dos niñas; también las opciones monoparentales con un hombre y un niño; un hombre y una niña; un hombre…; una mujer con un niño; una mujer con una niña; una mujer…; ahora incorporamos posibilidades de razas con un hombre negro, una mujer blanca, un niño y una niña; un hombre… ¡AAAAAAhhhhh!

Tal ha sido el lío de símbolos de familias, que en versiones recientes de la aplicación, han quitado todos y han creado tan sólo cuatro opciones, que no dan pie a identificar el género. Alguien debió decir: ¡Ya basta!

Me hace pensar, que hemos creado la sociedad del ‘Yo, me, mí, conmigo’. Pedimos que nos traten de forma tan individual, que no somos capaces de identificarnos con nada que no sea exactamente igual a como somos. No aceptamos que un simple icono generalista, que simboliza un concepto, no sea capaz de representar exactamente aquello que vemos al mirarnos en el espejo, cual Narciso.
Quizás sería mejor pensar en lo de ser miembros de un solo cuerpo, con nuestros dones, con nuestras individualidades (Rm 12,4-8). Lo bueno que tenemos los que pertenecemos a la Iglesia, es que formamos parte de una comunidad que no es un conjunto de individualidades, sino un grupo que atiende a cada individuo. O así debería ser. Somos únicos, pero no independientes. Sólo tenemos una imagen a la que queremos parecernos, que es la de Jesús. Que sólo tenemos un icono que nos identifica, la cruz de Cristo. Un sólo manual de actuación, la Biblia.

Nos elige y llama uno a uno (Jn 15,16). A ti te tenía en su mente, incluso antes de que nacieras (Jr 1,5). Porque el Señor nos hace únicos, pero nos quiere unidos.

Start typing and press Enter to search