La camiseta de Casillas
Que el Señor nuestro Dios esté con nosotros, como estuvo con nuestros antepasados; que nunca nos deje ni nos abandone. (1 Reyes 8,57)
Javier Trapero @trapiscolaviski
Correo electrónico: comunicacion@misacores.org.
No sé si conoces o te acuerdas de la anécdota de la camiseta que Iker Casillas, el portero de la selección española de fútbol en el mundial de Sudáfrica, llevó en la final del campeonato que terminó ganando nuestro equipo nacional.
Habíamos llegado tan alto, que Casillas quiso homenajear al portero que durante muchos años lo fue de la selección española y que, hasta esa fecha, considerábamos el mejor portero de la historia del fútbol de nuestro país: Luis Miguel Arconada. Lo hizo vistiendo una réplica moderna de su emblemática camiseta. Era un sencillo homenaje, un recuerdo a tantos jugadores que habían pasado por el combinado nacional y que aquellos jóvenes, que tuvieron la suerte de defender los colores de España en 2010 y ganar el título mundial, querían hacer presentes. Sabían que, gracias al sufrimiento de aquellos hombres, a las derrotas más que victorias, a su ímpetu, a la famosa ‘furia española’, en definitiva, a su legado, ellos podían estar disfrutando de las mieles de la gloria levantando el trofeo más preciado que un futbolista puede conseguir como integrante de un equipo del deporte rey. Con ese simple gesto, allí estaban todos, capitaneados por la memoria, en forma de camiseta, de Arconada.
Soy de la opinión de que no podemos olvidar a nuestros antepasados, no podemos olvidar su legado, nos guste mucho o nos guste poco, porque ahora somos en esencia fruto de lo que antes fueron. De la misma manera que no podemos olvidar, como no lo hicieron Casillas y sus compañeros, a nuestros antecesores. Yo tampoco quiero.
El pasado mes de enero, falleció el P. Manuel Rodríguez, msc, el que yo conocí como ‘El Director’ de Madre y Maestra. Muchos MSC me han hablado de él, de su pasión por el periodismo, de cómo supo ponerlo al servicio de la misión y la difusión del amor a Nuestra Señora del Sagrado Corazón. No quiero olvidar sus 25 años al frente de una revista que ha llegado a decenas y decenas de miles de personas y que, gracias a su dedicación, amor, esmero y profesionalidad, ahora tengo el honor de dirigir.
Las dos páginas que en este número se dedican a su memoria, son mi particular ‘camiseta de Casillas’. Sinceramente, gracias a él hoy puedo disfrutar de mi pasión por la comunicación, transmitiendo un mensaje tan bonito como necesario: el Amor de Dios en todas partes y el amor a la Virgen María, como Nuestra Señora del Sagrado Corazón.
Gracias al P. Chema y a María Ángeles, sobrina del P. Manolo, por ayudarme. Gracias también a Iván, que durante un año y medio tuvo la difícil labor de transformar la revista, para ponerla en la línea de salida de lo que hoy es este canal de comunicación llamado ‘MadreyMaestra’, con una revista en papel, un boletín mensual, una página web y… lo que queda por venir.
«Que el Señor nuestro Dios esté con nosotros, como estuvo con nuestros antepasados; que nunca nos deje ni nos abandone». (1 Reyes 8,57)