Peregrinos de la Esperanza. Jubileo 2025
“Oremos para que este Jubileo nos fortalezca en la fe, nos ayude a reconocer a Cristo resucitado en medio de nuestras vidas y nos transforme en ‘Peregrinos de la Esperanza cristiana’”. Esta es la oración que el Papa Francisco ha propuesto para el comienzo del Jubileo 2025.
Por: Javier Trapero. @trapiscolaviski
La Iglesia Católica celebra un tiempo de perdón, reconciliación y renovación interior cada 25 años. A este periodo se le denomina Jubileo. El primero tuvo lugar en 1.300, cuando el Papa Bonifacio VIII proclamó el primer Año Santo en la Iglesia Católica. El propósito era renovar nuestra fe y ofrecer indulgencias especiales a quienes peregrinaban a Roma. Con el tiempo, el Jubileo se convirtió en una gran celebración de la Iglesia, que reunía a peregrinos de todas partes. Era una oportunidad única para los fieles, de revisar su fe, recibir la Indulgencia Plenaria y fortalecer la unión de la comunidad cristiana.
En 2025. El Jubileo hoy continúa siendo un tiempo especial, una invitación a todos los fieles del mundo a unirse, celebrar y buscar la paz interior. Por eso, este Jubileo de 2025 se convoca como un tiempo de reflexión y renovación. Un llamado a la paz y la unidad. Es decir, tienes 12 meses por delante para realizar un ejercicio de toma de conciencia del estado en el que se encuentra tu fe, tu propio espíritu y tu relación con el resto de creyentes: ‘con Dios, contigo y con los demás’. Se nos hace hincapié en la palabra ‘renovación’. Por eso, la Iglesia nos invita a un viaje espiritual, renovando nuestra fe y nuestro compromiso.

Luce. Mascota del Jubileo 2025.
La intención. El lema escogido por el Papa Francisco es: ‘Peregrinos de la Esperanza’. Así lo describe. “La esperanza cristiana es un regalo de Dios, que llena de alegría nuestra vida. Y hoy, la necesitamos tanto… el mundo, la necesita tanto… Cuando no sabes si vas a poder dar de comer mañana a tus hijos o si lo que estás estudiando te permitirá tener un trabajo digno, es fácil caer en el desánimo. ¿Dónde buscar la Esperanza? La Esperanza es un ancla. Un ancla que la tiras atada a una cuerda y arraiga ‘en la playa’. Nosotros tenemos que estar aferrados a la cuerda de la Esperanza. Bien agarrados. Ayudémonos unos a otros a descubrir este encuentro con Cristo que nos da la vida y pongámonos en camino como ‘Peregrinos de la Esperanza’, para celebrar la vida. Y dentro de la vida, entra el próximo Jubileo como una etapa. Seguimos nuestro día a día, con el don que Dios nos da, que es la Esperanza. Hagamos que, a través de nosotros, llegue a todos los que la buscan. No se olviden, la Esperanza no defrauda nunca. Oremos, para que el próximo Jubileo nos fortalezca en la fe, nos ayude a reconocer a Cristo Resucitado en medio de nuestra vida y nos transforme en peregrinos de la Esperanza cristiana”.
Portadores. Francisco da a este Jubileo de 2025 un matiz especial, hacer un peregrinaje que lleve la Esperanza a quienes la han perdido. Remarcando así el compromiso desde la renovación de nuestra fe y paz interior. Un bonito camino de dentro hacia afuera. Del corazón a las personas.La manera de afrontar el desafío espiritual que este periodo nos plantea, es la alegría, desde el júbilo. Este año, es un tiempo de reconciliación, es un año del perdón, que no deja de ser “una experiencia de amor”, como lo define Monseñor Rino Fisichella, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, y organizador del Jubileo de la Esperanza 2025.
Las claves. Un Jubileo está marcado por una serie de signos representados por estas palabras: ‘Peregrinación’, el Jubileo nos llama a ponernos en camino. Un viaje espiritual que nos transforma; ‘Reconciliación’, un signo de paz y de conversión, para encontrar la reconciliación con Dios y con nosotros mismos; ‘Oración’, una invitación a rezar para abrir nuestro corazón a la presencia de Dios y su amor eterno; ‘Liturgia’, porque esta es la oración pública de la Iglesia, hacia donde tiende toda su acción y, al mismo tiempo, la fuente de la que mana toda su energía; ‘Profesión de fe’, una manera de renovar nuestra fe, una toma de conciencia de lo que creemos y cómo vivimos nuestra vida cristiana; ‘Puerta Santa’, como el signo más característico del Jubileo. Atravesarla simboliza la entrada a un tiempo de perdón y misericordia; ‘Indulgencia’, que es la oportunidad de liberar nuestro corazón del peso del pecado, ofreciendo una reparación plena y abriéndonos a la gracia de Dios.
Renovemos, pues, nuestro interior, nuestro compromiso con la fe y con el resto de personas que tenemos a nuestro alrededor. Seamos testigos, portadores y ‘Peregrinos de Esperanza’ para quienes la han perdido.

Apertura puerta santa en 2015. Foto: Wikipedia
Acompañantes. El Jubileo se inicia con la apertura de las Puertas Santas en las cuatro basílicas de Roma: San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor. Las Puertas Santas se abren a la espera de que muchos peregrinos entren por ellas a los templos. En este Jubileo de 2025, habrá una quinta Puerta Santa, muy especial en cuanto a simbología, muy relacionada con lo que Francisco quiere, peregrinar llevan la Esperanza a los demás. El Papa abrirá personalmente las dos primeras y la Puerta Santa de la prisión romana de Rebibbia. En ese lugar, ya visitado hace nueve años un Jueves Santo, el Papa quiere ir como ‘peregrino de la esperanza’ y acompañar a los reclusos de todas las cárceles del mundo. En la Bula de convocatoria del Año Santo, «Spes non confundit», el Papa pide condiciones dignas para todos aquellos que están privados de libertad y que «experimentan cada día, además de la dureza del encarcelamiento, el vacío afectivo, las restricciones impuestas y, en no pocos casos, la falta de respeto», escribió: «Para ofrecer a los presos un signo concreto de cercanía, yo mismo deseo abrir una Puerta Santa en una cárcel, para que sea para ellos un símbolo que les invite a mirar al futuro con esperanza y con un renovado compromiso por la vida».Cruzar la Puerta Santa representa pasar de una condición de pecado al arrepentimiento total y sincero, para recibir el perdón. Es lo que se llama la Indulgencia Plenaria. Para ello, debes cumplir con estas sencillas condiciones: Orar por las intenciones del Santo Padre; confesarte y estar en gracia de Dios; y asistir a misa completa y recibir la Comunión.

Logotipo del Jubileo 2025.
La representación. Como todo acontecimiento de esta era, existe un logotipo y una mascota. En la imagen visual que representa este Jubileo 2025, las figuras del centro representan a toda la humanidad, de los cinco continentes, unida por la solidaridad y la fraternidad. La primera se aferrada a la cruz como signo, no sólo de la fe que abraza, sino también la esperanza que nunca puede ser abandonada. La cruz es mucho más que un símbolo de fe, es la esperanza que nos acompaña incluso en los momentos difíciles. En este caso, una cruz dinámica que se curva hacia la humanidad saliendo a su encuentro, que se alarga y se convierte en un ancla. Las olas en movimiento que la rodean muestran que la peregrinación de la vida no siempre pasa por aguas tranquilas. Es un recordatorio de que, incluso en medio de la tormenta, podemos encontrar estabilidad en la Esperanza. Las figuras en conjunto representan el camino del peregrino. No es un viaje solitario, sino uno comunitario lleno de crecimiento y de unión. Por su parte, la mascota, llamada Luce, viste un chubasquero amarillo, sus botas llenas de tierra por el trayecto recorrido, con una cruz misionera y un bastón, lista para recorrer el camino.
Ser Esperanza. Monseñor Rino Fisichella quiso mandar un mensaje especial a unos nuevos peregrinos de este Jubileo 2025, los Misioneros Digitales, aquellas personas que también llevan la palabra de Dios a las redes sociales, al ‘continente digital’, como definió Benedicto XVI. Un mensaje que se puede aplicar a cualquiera de los ‘peregrinos de la esperanza’: “Que el Espíritu Santo guíe vuestros pasos por el camino de la verdad. Seamos heraldos fuertes y fieles del Evangelio de la Esperanza, pero, sobre todo, seamos signos tangibles y creíbles de que la Esperanza es posible porque nosotros somos testigos de ella. Sed una voz convincente para llegar a quienes necesitan escuchar una palabra de amor que no conoce fronteras, porque encuentra su fuente en Dios, nuestro Padre. Sed instrumentos de perdón, porque vosotros mismos habéis tenido experiencia directa de él y así seáis capaces de construir una cultura del perdón y de un encuentro verdadero y sincero con el Misterio de Dios. Padre, Hijo y Espíritu Santo”.
Objetivo personal. Renovemos, pues, nuestro interior, nuestro compromiso con la fe y con el resto de personas que tenemos a nuestro alrededor. Seamos testigos, portadores y ‘Peregrinos de Esperanza’ para quienes la han perdido. Tienes 12 meses por delante para lograrlo. Ánimo.