Misioneros en el mundo digital
Jubileo de los Misioneros Digitales e Influencers Católicos.
La Iglesia es universal, tan universal que su labor evangelizadora no se limita al mundo físico, sino que también llega a los lugares virtuales donde ‘habitan’ las personas. Redes sociales, blogs, podcast, WhatsApp… son campos de misión.
Por: Javier Trapero
En sus inicios, se calificaba a internet como ‘ciberespacio’, literalmente, ‘un lugar virtual’. Era algo abstracto, indefinido. Se sabía que estaba ahí, pero era etéreo, eso sí, accesible en todo momento, su contenido estaba ‘online’ (en línea)…
Relaciones. Con la llegada de las redes sociales, nace una nueva manera de utilizar este ‘ciberespacio’. Comienzan a surgir las relaciones virtuales en las que las personas pueden publicar asuntos personales, otras pueden consultarlos y entablar, así, una interacción digital. En ese espacio virtual y poco humano, se corría el riesgo de que las personas quedasen aisladas y desconectadas del mundo real. Se las veía delante de la pantalla de sus dispositivos móviles sin relacionarse con las personas que tenían a su alrededor. Empiezan a surgir las amistades ficticias. Las de los seguidores, los ‘followers’, que, en su mayoría, eran totalmente desconocidos.
Cultura del encuentro. En 2009, Benedicto XVI dirige su mensaje de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales a la juventud, a “quienes forman parte de la llamada ‘generación digital’”. Su concepto de internet, no está basado en la tecnología, sino en las personas que la usan. Tampoco ve las redes sociales como un mal, sino que destaca el gran potencial que supone para las relaciones humanas reales, aunque sea en la distancia. De hecho, el nombre del documento es ‘Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una cultura de respeto, de diálogo, de amistad’. Cambia por completo la perspectiva hacia un lugar que, siendo virtual, puede ser más humano. El Papa no habla de ‘ciberespacio’, él habla de ‘mundo digital’, algo más cercano y tangible.
Lugar de misión. Pero va más allá y lanza a toda la Iglesia la idea de que este ‘mundo digital’, realmente, está habitado por personas y anima “a llevar al mundo digital el testimonio de su fe”. Benedicto XVI daba, con este documento, un giro radical en la visión de la Iglesia sobre internet y las redes sociales. Del mismo modo que Jesús mandó a sus discípulos a evangelizar (Mt 10,5), de la misma manera que los misioneros zarparon hacia las tierras de América, tras descubrirse el nuevo continente, el papa Benedicto XVI proponía “de manera particular la tarea de evangelizar este ‘continente digital’”. La Iglesia dejaba, definitivamente, de ver internet como un ciberespacio indefinido y deshumanizado para verlo como un lugar habitado por personas. Además, el Papa acababa de realizar el primer envío misionero al nuevo continente, acababa de realizar el primer envío para la ‘Misión Digital’.
Hoy, 16 años después de este documento, aquellos jóvenes son ahora adultos. Dar a conocer el mensaje de Cristo y la palabra de Dios es tarea de todas aquellas personas que habitan el continente digital. Redes sociales, blogs, podcast, WhatsApp… son campos de misión.
Una pastoral. El pasado mes de julio, tras años de trabajo para definir la manera de llevar la palabra de Dios, de transmitir el estilo de vida de Cristo, de hacer presente a la Iglesia en el mundo digital, se celebró un acontecimiento histórico: El primer Jubileo de los Misioneros Digitales e Influencers Católicos (ver cuadro). El Papa Francisco había animado al Dicasterio para las Comunicaciones a trabajar para desarrollar esta línea de evangelización. Tan importante era para él, que en el último Sínodo de los Obispos se formó un grupo de trabajo específico sobre la pastoral digital, que tuvo una gran acogida y despertó, en los mismos obispos, un interés especial por llevar a cabo esta labor misionera desde las diferentes diócesis. Reconocía la importancia de “la evangelización de la cultura del ambiente digital” (Documento final, n. 58) y se dieron orientaciones sobre “La misión en el ambiente digital” (Documento final, n.8).
Dos días de júbilo. Con todos estos antecedentes, el Jubileo de los Misioneros Digitales e Influencers Católicos se presentaba con el objetivo de definir el modo de desarrollar esta misión digital, dando por hecho que ya es una realidad y que, el mandato de ir a evangelizar que Jesús nos dio como sus seguidores, también incluye ahora el ‘continente digital’.
Más allá de los contenidos, las ideas, las reflexiones que se compartieron, cabe destacar el ambiente de fraternidad. Personas de muy diversas edades y condiciones, sacerdotes, religiosas, religiosos, laicos, jóvenes, padres y madres de familia… de más de 50 países de los cinco continentes se abrazaban, saludaban y conversaban reconociéndose como iguales. Ni el número de seguidores hacía diferencia de personas. Daba igual que se tuviesen cientos, miles o millones de seguidores, realmente, el ambiente era de comunidad. Un solo cuerpo (1 Cor 12,12-27).
Una misión muy real. La Santa Sede se ha tomado muy en serio la misión digital. Allí estuvieron el cardenal Parolín, secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Fisichiella, proprefecto del Dicasterio para la Evangelización, el Dr. Ruffini, prefecto del Dicasterio para las Comunicaciones y Mons. Lucio, secretario del Dicasterio para las Comunicaciones, que hablaron a los participantes sobre las actitudes que deben tener los misioneros digitales y el modo de transmitir los contenidos en redes sociales. Insistieron en la idea del encuentro, personas que encuentran a otras personas, en el valor de la escucha y, sobre todo, en el valor del testimonio, incidiendo en el ‘testimonio misionero’ como la actitud de reconocer al otro como prójimo. Desde esta perspectiva, los contenidos en las redes sociales de un misionero digital deben ser un anuncio que suscite la fe. Y es que, en muchas ocasiones, la labor misionera en redes sociales es un primer anuncio.
Es muy importante caminar en la Iglesia, por la Iglesia. Estar en relación unos con otros y sentirse parte de un grupo. Como los misioneros que trabajan en el terreno, la misión digital también es comunitaria y en línea con la Iglesia.
Se debe tener conciencia de que el mensaje de Cristo, no es un mero contenido que se publica con más o menos éxito. No es el reconocimiento de los seguidores lo que hay que buscar, puesto que, como personas, los misioneros digitales son instrumentos de Dios. De esta manera, se insistió también en la autenticidad, en ser fieles a la palabra, porque el misionero digital no es una marca a la que seguir, sino que es presencia de Dios.
La oración. Por la noche, la Basílica de San Pedro se reservó para los misioneros digitales. Presidida por el Cardenal José Cobo, se celebró una Adoración al Santísimo que sirvió de encuentro real con Cristo. La evangelización digital también necesita de la oración. Cada contenido debe ser rezado antes de ser publicado.
El mandato del Papa. Y no sólo la palabra, no sólo la evangelización y la transmisión de la fe son parte de la misión digital. Tras la misa final, presidida por el Cardenal Tagle, apareció por sorpresa el papa León XIV. Dirigiéndose a los misioneros digitales, lanzó tres retos: Ser portadores de paz y de la esperanza cristiana en las redes sociales; buscar siempre la ‘carne sufriente de Cristo’ en cada hermano y hermana con los que nos encontramos en internet; e ir a reparar las redes y construir otras redes, redes de relaciones, redes de amor, redes de intercambio gratuito, en las que la amistad sea auténtica y sea profunda.
La ‘desvirtualización’. La misión digital también corre el peligro de ser virtual y diluirse. Para eso, se animó a los misioneros digitales al encuentro en parroquias, centros juveniles, organizaciones religiosas, a participar de los sacramentos y no perder el sentido de Iglesia real y verdadera. El encuentro es digital, pero las personas son reales. Las publicaciones son virtuales, pero Cristo, su mensaje y la presencia de Dios y del Espíritu son auténticos.
Diferencia entre ‘misionero digital’ e ‘influencer’ católico
Los ‘misioneros digitales’ crean contenidos cuyo pilar es la transmisión de las enseñanzas de Cristo, comprometidos con el mensaje de la Iglesia y en comunión con el Papa. Saben que son meros instrumentos, servidores cuya labor es ser puente entre las personas y Dios. Muestran su fe y la transmiten. Los ‘influencers católicos’, por su parte, son creadores de contenido, no siempre con intención de transmitir la fe, de anunciar a Cristo de forma explícita, sino que, desde el humor, la estética, la música… difunden valores católicos alineados con la Iglesia y su magisterio. La cantidad de más o menos seguidores no otorga esta condición.
En realidad, no existen perfiles totalmente diferenciados, puesto que ser influyente no es un título sino una condición. Se puede influir desde la labor meramente de misión digital en personas que descubren o viven la fe, o anunciar a Cristo desde la condición de ‘influencer’.