Crónica de un compromiso
Por: Eduardo, LMSC
El día de la Inmaculada Concepción celebré, junto a mis compañeros Laicos MSC, dos acontecimientos destacados: el 170 aniversario de la fundación de nuestra congregación por el P. Chevalier y la renovación de nuestro compromiso anual como misioneros laicos. Nos comprometimos 18 personas, 16 en el acto celebrado en la capilla de los MSC en Madrid, nuestra queridísima Piti desde Pontevedra y, por cuestiones de salud, nuestra Pilarín desde su casa en Madrid. El acto, presidido por el P. Chema, msc, nuestro Acompañante Espiritual, resultó como siempre sencillo, entrañable. Después de la Eucaristía correspondiente a la festividad, el acto consiste básicamente en leer de manera individual y en voz alta, con el resto de aspirantes, un breve, pero cercano texto en el que destacaría la frase: “…y concretaré este compromiso en el esfuerzo de oración, formación y misión que esté en mi mano, sabiendo bien que todo ello ha de redundar en mi beneficio pues tú, Padre, multiplicas siempre lo que se te ofrece…”. El compromiso que adquirimos tiene carácter individual, pero es mucho mejor celebrarlo año tras año en la compañía de las personas que han elegido este mismo camino espiritual, siendo testigos cada uno y mutuamente del convenio establecido. Con ellas siento pertenecer a una comunidad cristiana pequeña en número y grande en su pasión por Jesucristo, por la espiritualidad y fraternidad que vino a ofrecernos.
Los años van pasando y con ellos hemos despedido a muchos integrantes del grupo que desde su nueva vida en plenitud siguen ayudándonos. Es un placer recibir cada año a nuevos integrantes, que tímidamente y con mucha ilusión se añaden al compromiso. Desde aquí rogamos al Padre para que nos infunda a los más veteranos el talento suficiente para acogerlos en una actividad que sacie su impulso, y a nosotros nos permita recibir su savia nueva para evolucionar a nuevas actividades y conductas.
Abrazar el ideario MSC supone equiparse de una manera concreta de ser en el mundo, de una actitud cristiana universal, tratando de imitar el amor de Jesús simbolizado en su Corazón. Abrazar el ideario MSC supone vivir en la certeza y alegría de que Dios nos ama. Amor que no podemos guardarnos para nosotros mismos, sino que debemos ofrecerlo a los demás con el convencimiento de que el amor a Dios y a los hermanos son dos aspectos del mismo mandamiento. Ese descubrir y compartir el Amor de Dios tiene que desembocar en un cambio personal que se proyecta hacia el exterior buscando una transformación colectiva. Esto se puede hacer renovando el deseo de cambio de algunas actitudes:
La aceptación de uno mismo y de los demás. Tal como somos y tal como son. Aceptación, sabiendo lo que Dios espera de nosotros debemos aferrarnos al deseo de mejorar. Aceptación que debe ser comprensión, de la propia pobreza y de la ajena. Aceptación, como acogida fraterna.
Aquí quería compartirte que este año, gracias al impulso de esa savia nueva, hemos puesto en marcha, junto con la Parroquia y Caritas, un plan de acompañamiento a mayores que ya está dando buenísimos frutos y que no sabemos dónde nos llevará.
Terminando ya, te hacemos participe de la alegría del acto contraído, de la alegría por la entrega que vayamos a realizar en este año, pues Dios nos la devuelve al ciento por uno, y siempre conscientes de que no somos nosotros sino Cristo el que nos llena y quien nos orienta.
Cada mes, los Laicos MSC, te proponen un tema para hacerte pensar. Puedes enviar tu reflexión a: Avda. Pío XII, 31. 28016 Madrid o correo electrónico: asociacion@misacores.org.