¿Crisis?
Por: P. Joaquín Herrera, msc
¿Quién no ha tenido un momento de crisis, de pensar si vale la pena vivir, de ver si la vida tiene un sentido? Aquí tienes algo en qué pensar. Siento que las crisis que pasamos o la que tenemos, nos molestan, nos duelen, nos hunden a veces. Te comprendo y hasta me alegro, porque, según mi experiencia existencial, de cada crisis he salido más fuerte y con mejor comprensión de los otros. Y eso porque soy humano y cristiano, cosas complementarias.
Lo primero que me pregunto cuando escucho a una persona en crisis es sobre el por qué de la crisis que vive. Podía ser por el cansancio de un tiempo duro y exigente que has vivido; por dejarse llevar por la rutina, por la mediocridad o por la pereza; por buscar con cierta ansia el propio bienestar y pensar que los demás me lo impiden o se aprovechan; por una inclinación a compararse con los demás, olvidando que cada uno tiene sus propias cualidades y valores que nos hacen diferentes y el ser diferentes hace sufrir en ocasiones; por haber tenido cargos importantes y ver cómo algunos te atacan y te bajan del pedestal; por sentir indignación por lo que no está bien y ver que uno poco puede hacer para cambiar la situación, ya que mucho depende de la libertad de cada ser humano y ahí no tenemos entrada; por percibir que no somos dueños ni del tiempo, ni de las circunstancias que la vida trae consigo; por cierto temor a arriesgarse, a comprometerse por ser un calculador minucioso asumiendo sólo lo mío, olvidando que no somos islas en la sociedad; por miedo al futuro que nos paraliza, quiebra la esperanza y sin ella la acción creativa, el compromiso, la alegría de sentirse útil en el darse y eso nos llena de tristeza y desconfianza; por los cambios estacionales, el invierno con sus días fríos, oscuros, cortos de luz natural que pueden influir en nuestra psicología y llenarnos de nostalgia o tristeza o desinterés…
Hace días leí en un diario que “si no se tiene un sentido en la vida, hay que buscarlo”. Cuando era estudiante aprendí que lo importan te en la vida no es lo que pasa, me han hecho o hago, sino el sentido que doy a todo ello. Un sentido nuevo a lo que me ha pasado, me han hecho he hecho puede marcar un rumbo nuevo a la existencia. Y en cada etapa de nuestra vida estamos invitados a buscar, renovar o a abrirse a ‘algo más’ que dé sentido a nuestra existencia en el aquí y ahora.
Existen cambios logísticos en el vivir que nos pueden ayudar en ese proceso de búsqueda. Entre ellos, podemos mencionar: crear nuevas relaciones humanas que nos impidan convertirnos en islas solitarias; reconquistar la actitud de ser útil a los demás con ayudas extras según posibilidades y cualidades personales, es decir, dar la mano y ayudar a otros, dando mi tiempo y con él mi persona; sembrar buen humor y con él esperanza, ofreciendo sentidos a la vida; valorarnos a nosotros mismos creyendo de verdad que el ser humano vale por lo que es, no por lo que hace y se es un ser humano en la medida en que somos libres, justos y amamos. Lo contrario, es decir, ser esclavos, injustos y egoístas impiden el sentido capaz de llenar nuestra existencia.
Y es ahí donde el complemento de la fe cristiana nos ayuda. En la sencillez de la misma se nos recuerda que nadie es dueño de su tiempo, ni sabe el tiempo que va a vivir, que basta a cada día su exigencia, que Dios es un Padre que nos ama y que sabe sacar provecho para nuestro bien de todo lo que parece opuesto a la felicidad verdadera. Nos hace conscientes de que estamos llamados a la plenitud y las circunstancias del existir son un medio para alcanzar la meta. Que Dios no permite ser probados más allá de nuestras capacidades. Que el amigo Jesús es camino, verdad y vida y nos ofrece un sentido que llena nuestro existir totalmente. Que las crisis nos purifican, nos fortalecen, nos ayudan a vivir lo que Él vivió, para que tengamos vida eterna. Y eso lo descubrimos a medida que vivimos con mayor intensidad la fe que Él nos ofrece.
Y recuerda: ‘Hay más alegría en dar que en recibir’ y muchas crisis, al menos en mi propia experiencia, surgen cuando uno espera más recibir que dar. ¿Qué piensas de todo esto?