El peregrinaje de tu vida

Por: P. Joaquín Herrera, msc

“A nivel nacional ha bajado considerablemente la capacidad de comprensión de la lectura”. No se puede negar que a mucha prensa le encanta las noticias con cierto sabor ‘negativista’. Pero, ¿es cierto? Lo importante de la lectura es captar lo que se quiere decir, percibir el mensaje que se quiere dar y eso más allá de los múltiples estilos literarios personales, culturales, populares, académicos, filosóficos, teológicos, científicos, poéticos con que se transmite el contenido. En breves palabras: “lo importante no es el contenedor sino el contenido”, ni es el vaso, la botella, la jarra… lo que de veras importa es el contenido, lo que va dentro del modo expositor, lo que se quiere manifestar y ofrecer al interlocutor. No es el cómo, sino el qué del mensaje. Y eso exige una actitud de búsqueda y crítica ante la enormidad de comunicaciones constantes, de ‘danas’ culturales a las que estamos sometidos en todos los ambientes.

Sí, yo quiero hablar de un grupo de personas honestas y justas, deseosas de hallar un sentido convincente de la vida; capaces de despojarse de pesos adquiridos, de ideologías, del yo, de aquello que no llena plenamente el existir humano y encuentran un signo, una señal de cualquier clase que perciben puede conducirles al objetivo existencial que anhelan, y deciden indagar más a fondo sobre el qué del signo y se lanzan a descubrirlo no importando el esfuerzo, la incomodidad, el sacrificio, el tiempo, los cambios a experimentar. ¿Cómo lo manifestarías tú en tu comunicación a otros de otras culturas?

Si además de un tiempo feliz en el esfuerzo de captar el significado del signo, con las renuncias efectuadas, llegase el momento de que el signo se esfuma, desaparece y la duda más profunda entra en el interior de esas personas, ¿Qué harías tú? Esa experiencia se vive con frecuencia. La hemos vivido muchos de nosotros. Suponte que ese grupo de personas en su desconcierto, en sus dudas no se dan por vencidos y ponen en práctica una actitud humana: pedir consejo, y pedirlo a personas competentes, versadas en el asunto de su búsqueda. Y lo hacen no para ver si los consultados se siente atraídos y los acompañan, no. Saben que la búsqueda es asunto personal y que cada uno es responsable de su vida. Aconsejados y sin haber perdido la esperanza se reencuentran con el signo y continúan la búsqueda hasta alcanzarla. Y de ahí, ‘por otro camino’, con otro modo de vida, regresan a su país para anunciar el resultado de su búsqueda. ¿Cómo comentarías esta experiencia a los demás?

Hace años, muchos años, un escritor llamado Mateo se encontró con un grupo de personas que vivieron la profundidad esta experiencia que la mayoría estamos viviendo. Muchos seres humanos han abandonado en el momento de la oscuridad y otros, más de los que pensamos, lo han seguido y lo siguen en la actualidad y siguen reconociendo y ofreciendo sus dones al hombre (mirra), a Dios (incienso) y al Señor (oro) y en sus caminos de post-descubrimiento anuncian con su vida el sentido de su existir centrado en Jesús.  Lee Mt 2,1-12, piensa no en el cómo sino en el mensaje, en el qué. Te invito a vivir el qué que vivieron ellos. ¿Por qué no haces la lucha y escribes el peregrinaje de tu vida?

Foto: La Adoración de los Reyes Magos. Maíno, Fray Juan Bautista. Museo Nacional del Prado.

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