Mi gran amigo el Papa (Argentina)

El P. Paco, msc, era amigo de Francisco, el P. Ángel, osa, lo es de León XIV.

Los que no hemos tenido la suerte de conocer a la persona detrás del personaje, de conocer a Francisco como Jorge Mario Bergoglio o al Papa León XIV como Roberto Prevost, nos queda otra suerte, la de poder hablar y escuchar a quienes mantuvieron o mantienen una relación estrecha de amistad con ellos.

Por: Javier Trapero

 

Madre y Maestra. Papa Francisco y León XIV. Javier Trapero. Hermandad Misionera de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. MSC

Vatican Media

Al día siguiente de la elección de León XIV como Papa, me reenvía el P. José Manuel González Trobo, msc, un whatsapp que él ha recibido esa mañana. “Espero tener algún tiempo en las reuniones del Arciprestazgo, para comunicaros lo que ha significado para mí la elección del Papa León XIV, en la persona de Robert Prevost, mi gran amigo y hermano agustino desde hace 24 años”. El mensaje original es del P. Ángel Camino, osa*, Vicario Episcopal de la Vicaría VIII en la Archidiócesis de Madrid, a la que pertenece la parroquia MSC de San Federico. Yo le contesto al P. José Manuel con un comentario jocoso: “Vas conociendo a muchos amigos de Papas… je, je…”. Y es que, el P. Paco Blanco, msc, Superior Provincial de España de los Misioneros del Sagrado Corazón, era a su vez amigo del Papa Francisco. Estos últimos se conocieron en la etapa en la que el P. Paco estaba como misionero en Buenos Aires, en una ‘villa miseria’ a las afueras de la capital argentina. Era una de las zonas que el entonces obispo Mons. Jorge Mario Bergoglio, posteriormente Papa Francisco, tenía a su cargo como pastor de la diócesis. De él destaca “su compromiso como Pastor cercano y atento a la comunidad”. Sin lugar a dudas, una definición que también lo califica como pontífice.

Los ‘zapatos desgastados’ de Francisco. Cuenta el P. Paco que nunca lo vio llegar en coche a la parroquia. “Nosotros teníamos una parroquia en la villa miseria de Soldati, la primera dedicada a la Virgen de Fátima en Buenos Aires. A menudo, nos visitaba el obispo Bergoglio. Siempre llegaba en autobús o en ‘premetro’, nunca lo vi llegar en su coche oficial. Es más, tampoco dejaba que nadie le llevara a su residencia en coche. Incluso recuerdo una vez en la que se sintió indispuesto y tuvo que ir al hospital. Me ofrecí a llevarle en coche y se negó en redondo. Sólo aceptó que le acercara a la parada del ‘premetro’”.

¿Has visto la foto de los zapatos con los que fue colocado Francisco en el féretro? El P. Paco dice: “Lo recuerdo, siempre con sus zapatos desgastados”.

Madre y Maestra. Papa Francisco y León XIV. Javier Trapero. Hermandad Misionera de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. MSC

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Él mismo comenta que “Francisco ha sido muy Bergoglio”, en clara alusión a lo coherente en las decisiones y gestos que el Papa ha tenido durante sus años de pontificado, continuación de lo que ya hizo en su etapa de obispo. En los mismos términos habla el P. Ángel, en este caso, con la esperanza y el convencimiento de que ‘León XIV sea muy Roberto’, ya que “no tiene por qué ser de otro modo”.

Desde siempre con la gente. Sorprendió la decisión de Francisco de cambiar su residencia a Santa Marta, en lugar de quedarse en las dependencias del Vaticano, pero el hecho es que, en Argentina, como obispo prefirió también vivir en una residencia con otros sacerdotes. Le gustaba el contacto con la gente, no quería que el ‘cargo’ le apartase de la realidad cotidiana de las personas. “Cuando nos visitaba en la villa miseria, preguntaba por todos. Recordaba todo lo que le habían contado en las conversaciones de días anteriores y se interesaba por quienes tenían alguna dolencia o enfermedad. Mostraba muchísimo interés, especialmente, por los migrantes. En aquella zona había muchas personas llegadas de Bolivia y Paraguay. Siempre se acercaba a preguntarles”, cuenta el P. Paco.

¿Nos sorprende ahora su continuo interés, como Papa, por la dignidad de los migrantes, de su acogida a exiliados y su gran sensibilidad con las personas que viven en campos de refugiados? No es de extrañar que su primer Viaje Apostólico, uno de los más mediáticos, fuese el que realizó a Lampedusa. Lugar de llegada de centenares de migrantes que utilizan esta región italiana como puerta de entrada a Europa, desde África.

Por otro lado, quizás recuerdas sus visitas a las cárceles y el importante gesto de hacer de la puerta de la cárcel romana de Rebibbia, una de las Puertas Santas del Jubileo de este año.

Eran sus respuestas a las preguntas de los discípulos: «¿Cuándo te vimos forastero y te acogimos; o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?» (Mt 25,3839). También lo hacía como obispo.

Madre y Maestra. Papa Francisco y León XIV. Javier Trapero. Hermandad Misionera de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. MSC

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León XIV sigue con sus rutinas. En ese mismo sentido, “ahora, Roberto Prevost es León XIV, pero no puede prescindir de su vida anterior”, cuenta el P. Ángel. “Un gesto muy sencillo. Cuando lo nombran Prior General de la Orden de San Agustín, de pronto, desaparece, nadie sabe dónde está. Se fue a Genazzano, al santuario de la Virgen del Buen Consejo. Lo hacen Obispo y vuelve a ir a Genazzano. Lo eligen Papa y, al día siguiente, el sábado, sin decir nada, le pide al chofer que le lleve a 70 km. de Roma, a Genazzano. Era una visita privada, lo único que quería era rezar ante la Virgen”.

Otro detalle. “El Papa Francisco le dijo al nombrarle cardenal, ‘tú vive en las casas que tienen en frente del Vaticano los cardenales’. Él se fue, pero todos los días de la semana, de lunes a viernes, a las 7:30 de la mañana, se iba a rezar laudes con la comunidad, a Santa Mónica, celebraba la Eucaristía, desayunaba y… al trabajo. Al llegar la hora de la comida, volvía al lugar de los agustinos a comer. Dos días después de ser elegido Papa, llama al General de los Agustinos para decirle: ‘el martes voy a comer con vosotros’. Y lo ha hecho. Con esto quiero decir que hay ciertas actitudes que las va a seguir manteniendo”.

Madre y Maestra. Papa Francisco y León XIV. Javier Trapero. Hermandad Misionera de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. MSC

La coherencia del “todos, todos, todos”. Francisco ha dejado innumerables frases en su papado: ‘Hagan lío’; ‘Pateen hacia adelante’; ‘No balconeen la vida’; ‘Salgan a samaritanear’… Pero una ha quedado como resumen: ‘En la Iglesia hay espacio para todos’. Concretada en un ‘todos, todos, todos’. Esto, que muchas veces parece que es una feliz ocurrencia de la improvisación, o la genial idea de un momento de inspiración a la hora de redactar un discurso, el P. Paco incide con rotundidad, por sus vivencias con el obispo Bergoglio que “el mismo Bergoglio del ‘todos, todos, todos’ como Papa es el que, siendo obispo, se enfadó muchísimo con un sacerdote que se negó a bautizar al hijo de una prostituta. Dejó claro que la Iglesia debía estar abierta a todos sin excepción. Y lo hizo siendo muy consciente de la realidad de nuestra villa miseria, marcada por la vulnerabilidad. No alejaba a nadie por tener hijos sin estar casado o por estar anclado a la droga…”. Conociendo a la persona gracias a sus amigos, sabiendo cómo eran como sacerdotes y obispos, entendemos muchas de sus decisiones y líneas de actuación. Ese ‘todos, todos, todos’, es el alma de la sinodalidad. De la escucha, de la puesta en común, del trabajo en equipo. El Sínodo de la Sinodalidad es un gesto coherente en el papado de Francisco, con obispos, laicos y laicas, religiosos y religiosas… ‘todos, todos, todos’.

León XIV un líder cercano. “Roberto, desde que lo conozco, es un hombre de Dios. Capaz de vivir la actitud agustiniana. La cualidad fundamental es la comunidad, pero hay otra, la interioridad, para encontrar el Dios que hay dentro de ti y, desde ahí, verlo todo y descubrir todo. León XIV es un hombre interior. Es un hombre que confía en Dios. Un hombre creyente. Además, esa inteligencia natural que él tiene, la pone al servicio de los demás. En dos partes, una carismática y otra más pastoral. Cuando lo hacen General, está 12 años al servicio de la comunidad. Su misión fue estar con las comunidades agustinas y se ‘pateó’ todo el mundo. Fue un amigo íntimo de todos los agustinos, fue capaz de entablar relaciones con las personas. Conocía a los agustinos del mundo por su nombre. Estuvo en colegios, parroquias, residencias, universidades… con jóvenes, niños, mayores… Se hacía uno con cada persona”. Así cuenta el P. Ángel la manera de ejercer un cargo de responsabilidad por parte de León XIV siendo Roberto Prevost, Prior u obispo.

Sinodal antes de ser Papa. “Por ese sentido de comunidad agustiniana es un hombre que cree en la sinodalidad. ¿Qué va a seguir con la sinodalidad? Lo lleva en las venas. ¿Va a haber laicos en el equipo de gobierno que se va hacer? Los va a haber. Ha dicho que, igual que en las diócesis hay Consejo Episcopal, un obispo con sus vicarios, él quiere tener un Consejo de Cardenales, donde haya obispos, sacerdotes, laicos, mujeres… Será sinodal, por la cualidad típica de la comunidad de los agustinos”.

Hermanos en otras religiones. Otra sorpresa que vimos en los gestos de Francisco, y con los que más de uno se echó las manos a la cabeza, fueron los encuentros con los líderes de otras religiones y líderes mundiales ‘enemistados’. Con alguno no se limitó a un simple abrazo como saludo, sino que incluso les besó los pies, como hizo con los líderes de Sudán del Sur, enemigos y enfrentados en una guerra fratricida. Fue una sorpresa para la mayoría, pero no para el P. Paco. “Yo he asistido a alguna celebración patria en la catedral de Buenos Aires, donde un imán, un patriarca judío o un pastor protestante, han tomado la palabra invitados por el obispo Bergoglio”. Puro ecumenismo, que ya promovía antes de ser elegido Papa.

Madre y Maestra. Papa Francisco y León XIV. Javier Trapero. Hermandad Misionera de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. MSC

Madre y Maestra. Papa Francisco y León XIV. Javier Trapero. Hermandad Misionera de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. MSC

Un Papa con carácter misionero. Cuando le pido al P. Ángel que me hable sobre el carácter misionero de su amigo Roberto dice: “Él ha pasado semanas a lomo de mula para ir a ciertos lugares de la misión de Chiclayo, lo ha sufrido, lo ha vivido, ha estado con la gente, por eso se emocionó al mencionar a su querida diócesis de Chiclayo. Un misionero identificado con su gente, que conoce a las personas porque ha estado con ellas, porque se ha implicado con ellas. Me consta que le gustaba saber cuáles eran sus problemas e intentaba resolverlos. Como misionero, ha asumido la doctrina del Evangelio y luego la ha vertido formando a otros misioneros, tratando de estar con el pueblo, de estar para los demás, ver sus necesidades, ayudarles, no se ha desinhibido, se ha implicado, ha estado con Cáritas buscando remedio a las bolsas de pobreza en su propia diócesis. Eso lo ha hecho siempre”.

“Además, entendía que una labor importante era formar a los misioneros, le gustaba relacionarse con los seminaristas y algo que ha gustado mucho en Chiclayo era cómo se hacía cercano a los curas. Un obispo al lado de los sacerdotes”, cuenta el P. Ángel sobre León XIV.

Acompañando en el hospital. Cuando el P. Paco me ha hablado de la relación del Papa Francisco con los curas de su diócesis, cuando era obispo de Buenos Aires, me cuenta que “cuando algún sacerdote mayor, que no tenía familia cerca, quedaba ingresado en el hospital por cualquier enfermedad, él mismo se quedaba por la noche acompañándoles”. Otra prueba más de que su defensa de las personas mayores durante su papado y la insistencia en su cuidado, también era fruto de su personalidad y no la genial ocurrencia de un Papa.

Los gestos misioneros de León XIV. En la conversación que mantuve con el P. Ángel en la Archidiócesis de Madrid, después de describirme el carácter misionero de León XIV, le pido que me cuente alguna anécdota significativa de su labor misionera en Perú como Mons. Robert Prevost. Ahí, detiene la conversación, coge su móvil, busca en sus contactos y… “Buenas tardes D. Ángel”. “Hola, Jasson, muy buenas”. Acaba de llamar al P. Jasson Serpertigue, secretario durante años de Mons. Roberto Prevost. Éste nos cuenta que León XIV “lleva el espíritu misionero en el corazón. Para saber estar, para saber llegar y poner paz en los conflictos”. Nos cuenta dos anécdotas que definen muy bien al Papa León XIV como misionero. Generalmente, como sucede también en Chiclayo, en las zonas más indígenas de los países de América, las diócesis están compuestas por muchos pueblos y muchas zonas geográficas distintas en las que hay infinidad de expresiones con sentidos muy particulares en cada una de ellas. “A él le gustaba aprender esas cosas. Yo, incluso, alguna vez le he tenido que explicar alguna frase muy coloquial. Eso le interesaba y había veces que él mismo las aplicaba. Le gusta estar con la gente al modo como son las personas”. En segundo lugar, recalca el P. Jasson, “le gusta estar al frente cuando hay una necesidad. De ahí la foto con las botas de agua en medio de la inundación. En Chiclayo, cada dos o tres años hay un desastre natural o problemas con los campesinos. Por eso, su afán por impulsar Cáritas, al frente de la cuál puso a una mujer”.

Un hombre de Paz. “Era un obispo al que se le vio reconciliando pueblos que estaban enfrentados por los recursos. Incluso, se subía a los muros algo más altos para animarles a que no se desesperasen y para calmarles, porque la ayuda llegaría para todos. Si llevamos esta actitud misionera a un plano más institucional, sabe llegar a esos problemas más complicados y saber también resolverlos”. No es de extrañar que haya tenido, nada más llegar, una actitud reconciliadora tan extraordinaria que ya ha mantenido una conversación con Zelenski, el presidente de Ucrania y, además, tanto en su primer discurso de la plaza de San Pedro, como en la audiencia con los comunicadores, hemos podido escuchar mensajes llamando a la paz.

Casi al final de la conversación, nos regala una anécdota que define muy bien quién es como persona, quién es como Roberto, el papa León XIV. “En una ocasión, unos jóvenes llegaron al despacho del obispado, desesperados porque no lograban traer todas las ramas de olivos para el Domingo de Ramos. A los 10 minutos, el obispo Roberto Prevost estaba cortando los olivos con ellos”. Es tan humano, que una vez en un encuentro de jóvenes, uno de ellos tenía conocimientos de matemáticas y, como él es matemático, ambos terminaron hablando de matemáticas.

Un Papa muy humano. Al respecto de la lágrima que casi le sale, cuando es presentado como el León XIV en el balcón del Vaticano, el P. Jasson nos cuenta otra anécdota. “Él en alguna ocasión se ha puesto muy triste cuando ha visto enfrentamientos entre sacerdotes, realmente triste. Conoce la expresión que se dice en Chiclayo de ‘los gringos no tienen sentimientos’, que van altivos por la vida. En una de esas ocasiones dijo que conocía esta expresión y afirmó que sí que tenían sentimientos y muchos. Tiene una dimensión humana que se conmueve ante las cosas. Verse revestido de Cristo como sucesor de Pedro le hizo conmoverse como le sucedería seguramente al mismo Pedro cuando Cristo resucitado le pregunta: «¿me quieres?» (Jn 21,17). Ese es el lado humano de un Papa, León XIV, revestido de Cristo como sucesor de Pedro”. Por todo esto, esperamos que ‘León XIV sea muy Roberto’.

*osa: Orden de San Agustín

 

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