Con Corazón
Por: P. Joaquín Herrera, msc
Al recordar el Corazón de Jesús, celebramos el amor de Dios. La palabra Corazón en la sagrada escritura significa lo más profundo del ser, su interior, la fuente de donde brota el sentimiento, la voluntad, el pensamiento, la decisión, la bondad, el coraje para enfrentar los problemas de la vida. Las características que Pablo nos explica en su himno al amor, que encontramos en su primera carta a los Corintos, capítulo 13. Esta fuente, salir del yo para poner el tú como lo más importante en la vida, es amor. El Corazón es el signo del amor.
‘Poner el tú, por encima del yo’ conlleva una jerarquía de valores que, a la luz de la revelación bíblica, podemos resumir así: El primer tú a quien debemos amar es a Dios. Nos olvidamos con frecuencia de que el primero y más importante de los mandamientos es amar a Dios, «con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente» (Mt 22,37). El segundo, como signo visible del primero, es el amor al esposo o a la esposa. «Por eso, dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne” (Mt 19,5). Un amor que se extiende a los hijos que no pueden ser reemplazo del amor entre los cónyuges. El tercero es lo que nos recuerda el cuarto de los mandamientos con las palabras «honra a tu padre y a tu madre» (Dt 5,16). El siguiente, el tú de los hermanos, parientes, amigos; seguro que recuerdas estas palabras de Jesús: «que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros». (Jn 13,34). Y, por último, el que con frecuencia es el más difícil y que demuestra la autenticidad del amor: Amar a los enemigos ya que «si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?» (Mt 5,46), los que no creen en Dios… Amar a los enemigos, hacer el bien a quienes nos hacen el mal, bendecir a quienes nos maldicen son expresiones de Jesús que Lucas recoge en su Evangelio (Lc 6, 2735).
Si como cristiano eres una persona que ha conocido el amor que Dios te tiene y has creído en él, (IJn 4,16), vale la pena dedicar un tiempo a reflexionar, cómo respondes tú al amor de Dios en tu vida concreta, con qué intensidad vives estos valores y, recordar, que al final seremos juzgados en el amor.
Dios es amor, Jesús es la manifestación humana del amor de Dios, y si la dicha de Dios es, según el profeta Jeremías, vivir con los hijos de los hombres (Jr 40), tú, con tu vida, debes hacer presente el amor de Dios en el aquí y el ahora, para lograr una nueva civilización, la civilización del amor. El Corazón de Jesús es el signo que nos estimula a vivir respondiendo al amor de Dios ya que, según decían nuestros abuelos, amor con amor se paga.