Lo que expresa el nombre de Nuestra Señora del Sagrado Corazón

Este ‘título’ se lo dio a la Virgen el P. Julio Chevalier. A diferencia de la mayoría de nombres centrados en un lugar concreto (Virgen de Covadonga, Virgen de Fátima, Virgen de Lourdes, Virgen de Guadalupe, Virgen del Pilar, Virgen de las Nieves, Virgen del Carmen…) o en una característica determinada de María (María Inmaculada, María Auxiliadora, Virgen de los Siete Dolores, Virgen de los Ángeles, Virgen de la Encarnación, Virgen de la Esperanza, Virgen de la Humildad…), el nombre de Nuestra Señora del Sagrado Corazón tiene un matiz mucho más profundo. Hace que nos fijemos en la relación que existe entre María y su Hijo, concretamente, en la relación con el Corazón Sagrado de Jesús.

Fíjate en dos detalles. Primero, que la denominación de Nuestra Señora del Sagrado Corazón se refiere a Aquélla que ha sido ‘bendita entre todas las mujeres’ (Lc 1,32) por el Corazón humano de Jesús, que la ama. En segundo lugar, que Él la señala como Madre de todas las personas, la que tiene como único deseo llevarnos al Corazón de su Hijo.

La relación de la Madre con su Hijo se presenta así: María, de pie, tiene en sus brazos a Jesús, sosteniendo su Corazón. Jesús señala, con una de sus manos, su propio Corazón y, con la otra, nos indica a su Madre.

La representación de esta íntima relación entre ambos es perfecta. Mirando la imagen de Nuestra Señora del Sagrado Corazón puedes tener la sensación de que el Niño quiere tener un diálogo contigo y que te dice: “A Mí por medio de Ella, que ‘manda’ en mi Corazón”. Además, María también nos quiere decir que

Ella nos conduce al Corazón de Jesús

El P. Chevalier expresó todas estas ideas de la siguiente forma: «Al pronunciar este nombre, agradecemos y glorificamos a Dios, porque ha escogido a María entre todas las criaturas para formar en su seno virginal el Corazón adorable de Jesús. Reconocemos mediante este título especial, resumen en cierto modo de los demás títulos de María, el inefable poder que el dulcísimo Salvador le ha concedido sobre su Corazón adorable. Suplicamos a esta compasiva Madre que nos conduzca al Corazón de su Hijo; que nos revele los misterios de misericordia y de amor que encierra; que nos abra los tesoros de gracias de que es origen, y que las derrame a manos llenas sobre cuantos la invocan o se recomiendan a su poderosa protección. En fin, como el poder de María sobrepasa cuanto nuestra débil razón puede concebir, y Jesús escucha siempre las humildes súplicas y ruegos de su Madre, le confiaremos el éxito de las causas difíciles y desesperadas, lo mismo en el orden espiritual que en el temporal».

El mensaje que la imagen de Nuestra Señora del Sagrado Corazón transmite la hace universal. Por esa razón, podría decirse que es la imagen de María más ‘inculturizada’ que hay. No hablamos de un modelo de imagen único, sino que en cada cultura y región del planeta lo expresan a su manera, salvando, eso sí, lo esencial de lo que implica el título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón: el poder de María sobre el Corazón de su divino Hijo. Así, se convierte María en la más poderosa intercesora. Y por ello, también te puedes referir a Ella como, ‘Abogada de las causas difíciles y desesperadas’.